sábado, 28 de enero de 2023

Por eso te digo hijo, animales

 Un burrubundí al que llaman Tolo asoma de su cueva en una mañana fresca. Olisquea los alrededores y busca unas hojas para arreglar la entrada. De paso pica unas flores para el desayuno y con unas castañas ya planifica el almuerzo. Se cruza con la culumena Filomena, que rebusca unos bichos medio flacos en un rincón de un Quebracho viejo. Su cuerpo largo y húmedo serpentea por los yuyos.Le da los buenos días y charlan sobre la reciente helada tardía. Filomena rechaza el ofrecimiento de las castañas que le sobran al burrubundí y se manduca una cacarucha floja de patas para escapar a la escaramuza. Se ríen de las jaramuchas que tejen la telaraña con apuro después que un viento se las voló con las reservas alimenticias y todo. Organizan un encuentro en el bosque para dirimir la próxima presidencia. Se reúnen bichos y bestias, cacatuques y merindretes, zaparetes y gonicotas, calutenes y waravíes. Hay algunos kolinaes medio dormidos. Se ordenan por especie y algunos rehúsan la disciplina y se mezclan por puro gusto de intercambiar roles y parecidos con distintos amigos de la fauna propia. Se miden los talones y los flecos el tapuro Geriberto y la netia Carlota. Uno propone nuevas barriquetas en el río principal y la otra un sistema de arbitraje para evitar disputas de terreno por las presas a veces escasas. Hay tensión en el ambiente y los bandos afilan los argumentos y las garras por si la cosa se pone densa. Duran las deliberaciones cuantiosas horas y al final de la noche no hay acuerdo. A las garras pues y el tapuro gana la partida. Satisfecho el burrundí con su candidato engalonado se vuelve para la cueva con unas raíces frescas, chicas y tiernas de un joven Jacarandá. Saluda a la pasada a la culumena. Filomena por protocolo barrunta para dentro su enojo en el frustrado intento por imponer a su amiga Carlota y le escupe al Tolo un buenas noches corto que se pierde con la brisa entre los sauces retorcidos.